martes, 12 de octubre de 2010

Alma infantil //


Hermann Hesse (1877-1962)




1 >> ...era uno de esos días en que el destino acecha en todo rincón donde fácilmente puede pasar algo. En tales fechas se diría que todos los desórdenes y conflictos de la propia alma se reflejan en nuestro entorno y llegan a desfigurarlo. La desazón y el miedo oprimen nuestro corazón, el mundo nos parece mal organizado y chocamos por doquier con resistencias.

2 >> ... el día tenía un aire a lunes, pese a ser sábado, olía a lunes,...

3 >> Sí, siempre volvía uno a empezar, fervoroso, dispuesto a entregarse a Dios y seguir la senda ideal, pura y noble hacia la altura, a ejercitar la virtud, sufrir el mal sin protestas, ayudar a los demás... y siempre, ay, quedaba todo en mero arranque inicial, en ensayo y vuelo corto e inconstante.

4 >> ¿eran hombres diferentes que yo, mejores, más perfectos, sin malas pasiones, dotados de algún órgano que a mí me faltaba, que los salvaba de caer constantemente desde la altura a la cotidianidad, desde lo sublime a lo deficiente y mísero?

5 >> Algún día de éstos yo me hundiría en la maldad, realizaría alguna acción horrible y definitiva, con obstinación y furia, ante lo insoportable y absurdo de esta vida; algo horrible pero liberador, que pusiera fin para siempre a la angustia y la tortura.

6 >> Me sentí florecer y revivir: tenía un enemigo, un adversario, un culpable a quien podía apabullar. Todas las energías vitales se concentraron en esta furia salvadora, oportuna, liberadora, en este gozo atroz frente al enemigo, que esta vez no habitaba dentro de mí, que se enfrentaba a mí, me miraba con ojos primero sorprendidos, luego irritados, cuya voz estaba oyendo, cuyas acusaciones podía despreciar, cuyos insultos podía superar.

7 >> Quizá por vez primera en mi niñez percibí oscuramente cómo pueden malentenderse dos personas allegadas, con la mejor intención, cómo pueden torturarse, martirizarse, y hasta qué punto todo el discurso y la sabiduría y la racionalidad sólo sirven para envenenar más el asunto, para producir nuevo tormento, nuevas heridas, nuevos errores. ¿Cómo era posible? Pero era posible, era un hecho. Era absurdo, era insensato, era para reír y para desesperar...pero era así.

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